LA PERDONANZA

Perdonanza es un término antiguo que significa indulgencia y tolerancia. El sufijo "anza" añadido a perdón, significa "perdón en acción". En este libro se quiere analizar ese perdón en su extremo más difícil, el perdón de los enemigos.

Dicen que todos sabemos perdonar, aunque perdonar a los enemigos es algo que nos cuesta hacer. Si alguien nos causa un grave daño físico o moral, o a un ser querido, olvidar y perdonar es muy difícil, hasta el punto que hay personas que se llevan el agravio a la tumba. Para entender "la perdonanza", hay que mirar el perdón desde otros puntos de vista. Si decimos que perdonar es "dejar de estar enfadado o resentido (hacia alguien) por una ofensa, falta, o error", resulta que la persona que consigue perdonar, es la primera beneficiada, ya que deja de estar enfadada o resentida. Se trata de pensar o poner el centro de atención, en la persona que perdona y no en el ofensor, del que también nos ocuparemos. Dejamos de estar encadenados al ofensor y nos sentimos libres.

Si nos lo proponemos, perdonar a los enemigos, requiere práctica y es algo que podemos conseguir. Dejaremos de vivir con odio, rencor y angustiados por el miedo a lo que nos suceda. "La perdonanza" nos ofrece ser pacíficos, tolerantes y comprensivos. Al mismo tiempo, mejoramos nuestras relaciones personales y conseguimos la paz interior. Sólo tenemos que intentarlo.

Cuentos de perdón

HISTORIA DE UN ESPEJO

Antes de contaros esta historia os propongo un ejercicio, el cual es voluntario. Si no se hace no pasa nada. Si lo haces te conocerás un poco más a ti mismo. Como siempre, tú decides.
El ejercicio consiste en averiguar que quiere decir este chiste del genial Máximo, que apareció publicado en el periódico ABC del 7 de Agosto de 2009:


¿Qúe quiere decir con eso de "piensa mal y mírate al espejo"?. Merece la pena que llegueís a alguna conclusión. Sin prisa. Darle otra vuelta, que algo nos querrá decir. ¿lo habeís entendido ya?, ¿estaís seguros?, ¿podeís escribir en una sola línea su significado?.
Estoy seguro que muchos habeís entendido completamente su significado, pero si puede ser de ayuda para los que tengan alguna duda, seguro que les va a encantar la siguiente historia, según se cuenta en un pequeño librito lleno de sabiduría, "Cuentos de los sabios de la India", de Martine Quentric-Séguy (Ed. Paidós):

Un hombre muy pagado de sí mismo mando cubrir con espejos todas las paredes y el techo de su habitación más bella. Se encerraba a menudo en ella, contemplaba su imagen, se admiraba en detalle, por arriba, por debajo, por delante, por detrás. Se sentía de ese modo entonado, listo para enfrentarse al mundo.
Una mañana abandonó la estancia sin cerrar la puerta. Entró en ella su perro. Al ver otros perros, los olfateó; como le olfateaban gruño; como gruñían, los amenazó; como le amenazaban, les ladró y se abalanzó sobre ellos. Fue un combate espantoso: ¡las batallas contra uno mismo son siempre las más feroces! El perro murió extenuado.


Un asceta pasaba por ahí mientras el amo del perro, desconsolado, mandaba tapiar la puerta de la sala de los espejos.

-Este lugar puede enseñarte mucho -le dijo-. Déjalo abierto.

-¿Qué quieres decir?

-El mundo es tan neutro como tus espejos. Según nos mostremos maravillados o ansiosos, nos refleja lo que le damos. Si eres feliz, el mundo lo es. Si estás atormentado, también lo estará el mundo. En él combatimos sin tregua nuestros reflejos y morimos en el enfrentamiento. Que esos espejos te ayuden a comprender esto: en cada ser y en cada instante, feliz, fácil o difícil, no vemos a la gente ni el mundo, sino sólo nuestra imagen.Observa esto, y todo temor, todo rechazo, todo combate te abandonarán.

¿Qué os parece? Sencillo, breve y profundo, entre otras cosas. Pero como decía el Cohelet, "no hay nada nuevo bajo el sol". Ya se lo decía San Pablo a los romanos, hace casi dos milenios: "pues en lo mismo en que juzgas a otro, a ti mismo te condenas, ya que haces eso mismo que condenas".

Gracias a Máximo y a su magnífica viñeta, a mí se me ha ocurrido pensar que ese antiguo refrán castellano que dice "Piensa mal y acertarás", se podría completar si se dijera "Piensa mal y acertarás,....más, si te miras a ti mismo".
Y mi reflexión sobre todo esto, es que perdonar resulta mucho más sencillo, cuando hacemos caso de lo que nos enseña el sabio indio. ¿Qué pensaís vosotros?













LA SUEGRA CHINA

Este es un sencillo cuento que he encontrado en internet y que desconozco su autor. Lo curioso es que se puede aplicar no sólo al caso de una suegra, sino también al jefe, al vecino, al amigo o al enemigo, es decir, a cualquiera.

Hace mucho tiempo, una joven China llamada Lee se casó y fue a vivir con el marido y la suegraDespués de algunos días, no se entendía con ella.

Sus personalidades eran muy diferentes y Lee fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Lee y su suegra cada vez discutían mas y peleaban.

De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Lee, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre.

Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas.

Debes darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra.

Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones".

Lee respondió: "Si, Sr. Huang, haré todo lo que el señor me pida".
Lee quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.

Pasaron las semanas y cada dos días, Lee servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento,
obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada.
Lee había controlado su temperamento y casi nunca aborrecía a su suegra. En esos meses, no había tenido ni una discusión con ella, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella.

Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lee fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y le amo como si fuese mi madre.
No quiero que ella muera por causa del veneno que le dí".

El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Sra. Lee, no tiene por que preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambio fue usted.

Las hierbas que le dí, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".

En la China existe un adagio que dice: "La persona que ama a los otros, también será amada".
 

Esta vez no se me ocurre ninguna pregunta.



LA VERDADERA HISTORIA DE LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Estoy seguro que todos hemos leído o escuchado la fábula de la cigarra y la hormiga, y como nuestros mayores nos educaban con su relato. Recordaréis con facilidad que es una fábula atribuida a Esopo y recreada por Jean de la Fontaine y Félix Maria de Samaniego, pero para que no tengáis que esforzaros en recordar, más o menos el cuento sería así:

El sol del verano ardía sobre el campo. La cigarra cantaba a toda voz en las largas horas de la siesta, tranquilamente sentada en una rama.

Comía cuando se le antojaba y no tenía preocupaciones. Entretanto, allá abajo, las hormigas trabajaban llevando la carga de alimentos al hormiguero.

Terminó el verano, quedaron desnudos los árboles y el viento comenzó a soplar con fuerza. La cigarra sintió frío y hambre. No tenía nada para comer y se helaba. Entonces fue a pedir auxilio a sus vecinas, las hormigas. Llamó a la puerta del abrigado hormiguero y una hormiga acudió. La cigarra le pidió comida.

¿Por qué no guardaste en el verano cuando abundaba? ¿qué hiciste?, le preguntó la hormiga.

Cantaba, le respondió la cigarra.

¿Mientras yo trabajaba? ¡pues ahora baila!, dijo la hormiga dándole con la puerta en las narices.

“Debemos ser prevenidos y pensar en el futuro, para no vernos luego en dificultades”.


Pero cuando se escribieron estos relatos no existía Internet y el estudio de los animales ni siquiera conocía el término mirmecología, que es la rama de la zoología o, más precisamente de la entomología, que se ocupa del estudio de las hormigas, de su desarrollada vida social y de todos los aspectos referidos a ellas. Por daros algunos datos, resulta que existen actualmente entre 12.000 y 20.000 especies que sobreviven desde hace más de 100 millones de años. Se estima que hay entre mil billones y diez mil billones de hormigas viviendo sobre la Tierra. ¡Apabullantes cifras!, y eso que sólo viven entre uno y tres años, dependiendo de la especie, excepto las hormigas reinas que pueden llegar a vivir cerca de treinta años.

Otro tanto parecido pasa con las cantarinas cigarras o chicharras. Son miles las especies presentes en todos los continentes, con excepción de la Antártida, y los entomólogos siguen trabajando en la clasificación de estos insectos. Se alimentan de la savia de los árboles y otras plantas. Su ciclo de vida es muy interesante: resulta que las cigarras macho cantan y cantan para atraer a las hembras, las cuales ponen sus huevos y mueren poco después (¡las hembras son silenciosas!). Los insectos jóvenes (o ninfas) caen al suelo y penetran en latierra. Las ninfas viven dentro de la tierra de 4 a 17 años (dependiendo de la especie) y se alimentan de la savia de las raíces. Después cavan túneles, suben a los árboles y sufren una muda, transformándose en adultos con alas y listos para el apareamiento, el cual tiene lugar durante los meses cálidos. A principios del otoño y con la llegada de las lluvias, las cigarras mueren y se repite el ciclo de vida.

Sabiendo todo esto, el final de la historia entre la cigarra y la hormiga, podría haber sido en verdad diferente:

Alicaída y triste se dio media vuelta la cigarra, y ya se alejaba cuando la puerta se abrió de nuevo. ¿Dónde va Vd., Doña Cigarra?, acérquese de nuevo, le dijo la hormiga medio sonriendo.

Esperanzada la cigarra se aproximó y la hormiga le dijo amablemente: ¿pero cómo piensa Vd. que no le voy a dar algo de comida?. Ha sido un buen verano y tenemos abundantes provisiones. Le ruego me disculpe la rudeza, pero es que me acordé de sus sonoros cantos, que me causaban gran admiración.¡se la veía tan despreocupada y feliz! ¿por qué cantaba tanto?.

Pues con mucho gusto se lo cuento, contesto la cigarra. Lo hacía para atraer a la hembra y como había mucha competencia, lo tenía que hacer lo mejor posible. Tuve la suerte de tener pareja y ha puesto cerca de 300 huevos. He cumplido satisfactoriamente mi misión y ahora puedo morir tranquilo. Y como mirando al pasado, añadió:
Desde mi árbol, yo les veía a Vds., acarrear y acarrear comida y pensaba lo trabajadoras y hacendosas que son estas hormigas. Yo no tenía forma de acumular mi comida. Ahora que no hay savia en los árboles, me he visto en la necesidad de acudir a su puerta. La verdad es que tengo muy pocas fuerzas y presiento que me queda poco de vida.

No se preocupe, contestó Doña Hormiga. Sabiendo lo ocurrido, échese por aquí cerca del hormiguero y le traeremos algunas provisiones. Vd. ha nacido para cantar y lo ha hecho muy bien, tiene que tener una vejez tranquila. A mí me han contado mis mayores que no debemos inquietarnos por el mañana, porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes; bástale a cada día su afán.

La cigarra emocionada le contestó: Le doy mis sinceras gracias por su comprensión y actitud. Ya intuía yo que Vds. eran unas criaturas muy sabias y longevas.


“Cuando te pidan ayuda no la niegues. Hazlo sin esperar nada a cambio y seguro que serás recompensado”.

Y para que sepáis que la moraleja se cumple, cuando muchas de las cigarras fallecen, aparecen de nuevo las hormigas y con sus fuertes mandíbulas arrastran al cuerpo de la cigarra y con él se alimentan durante el invierno.

Y aquí viene la pregunta: ¿cómo os consideráis vosotros? ¿sois más cigarras que hormigas? ¿ó es al revés?. Creo que hay que inventar una nueva palabra, la hormigarra.





DOS CAMPESINOS


En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, - bonita forma de empezar y que pena que Miguel se me anticipara-, vivían dos enjutos campesinos, vecinos por suficientes señas, sabios como el que más, y que el destino había juntado por no sé qué razones o cosas raras de la vida.

El caso es que el uno era optimista y jovial. Afrontaba la vida y sus circunstancias con admiración, asombro y gratitud. Había llegado a la conclusión que de esta forma tenía más energía para trabajar en las duras tareas que tenía que realizar y que al mismo tiempo con su actitud podía disfrutar de todas las maravillosas cosas que su vida le brindaba.

La predisposición de su vecino no podía ser más diferente. Una mañana cuando caminaban juntos camino de sus huertas, el primero decía:

“¡Mira que maravilloso día! ¡Has visto que amanecer más bonito!”. El otro replicaba:

“¡Probablemente hará tanto calor que los campos se agostaran!”

Una tarde, que se veían nubes en la lontananza, el primero comentaba:

¡¿No es maravilloso que parece que la Madre Naturaleza le va a dar de beber a nuestras hortalizas?!

“Mientras no caiga el pedrisco y nos arruine la cosecha”, contestaba con cara de preocupación el otro.

En un viaje que el primero hizo a la capital de la provincia, iba pensando que podía llevarle a su tieso vecino que le hiciera tener ilusión . Mira por donde, entró en una tienda de animales y encontró algo único que seguro iba a maravillar a su amigo. Así que sin dudarlo y pagando sin rechistar el precio que le pidieron, le compró un hermoso perro. No se crean Vds. que era un chucho cualquiera. Era el perro mejor entrenado y con talento para hacer innumerables proezas que se puedan imaginar. Por fin su vecino se iba a asombrar.

Así que al día siguiente, le dio su regalo y empezó a enseñarle todas las cosas que el perro sabía hacer. El perro saludaba y daba la mano, “Bah”, decía el otro, “eso lo hace el perro de fulano”. El perro se echaba o saltaba dos metros de altura, o sabia contar con ladridos, “Bahh” repetía el otro, “eso lo hace el perro de zutano”. Que se le tiraba un palo a gran distancia y el perro lo traía hasta los pies a una velocidad del rayo, “Bahhh” decía el otro “eso se lo he visto hacer a muchos perros”. A todo esto, nuestro primer amigo, le dice sonriendo:

“Bueno, pues acompáñame al río, a ver que piensas de esto”. Y hacia allí se fueron los dos campesinos con el perro saltando y brincando a su lado. Cuando llegaron a la orilla, el que había comprado el perro, cogiendo un palo lo arrojó al medio de la corriente, gritándole al perro: ¡¡¡busca!!!

El perro sin dudarlo un momento, se adentra en el río, y “caminando sobre las aguas” recupera el palo y lo lleva ante los pies de ambos, sin apenas haberse mojado las patas.

“Bueno, ¿qué te parece esto?, le pregunta el primero con cara de satisfacción.

Y el otro, con el ceño fruncido le contesta, “¡hummmm! ¿tú estás seguro que este perro sabe nadar?

¡Qué vida tan diferente! Seguro que estáis de acuerdo que una actitud positiva puede hacer a menudo, la diferencia entre la felicidad y la miseria, entre la salud y la enfermedad e incluso entre la vida y la muerte. Viktor Frankl es un ejemplo de ello, ya que sobrevivió a los campos de concentración alemanes. Sus padres, su hermano y su esposa no tuvieron tal suerte, pues salvo una hermana todos perecieron.
¿Cómo habiendo perdido tanto, padeciendo hambre, frío y brutalidades sin fin, pudo aceptar que la vida fuera digna de ser vivida? En su libro “El hombre en busca de sentido”, asegura algo digno de mención: “todo puede ser quitado a una persona excepto una cosa: la facultad de elegir la actitud con que respondemos ante cualquier hecho o circunstancia que nos suceda”.

Perdonar es una de las más importantes decisiones que uno puede tomar y si se hace a menudo, se acaba convirtiendo en una actitud. Su práctica eliminará de tu mente toda sensación de debilidad, de tensión y de fatiga. De paso, arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor.

¿Hay quién dé más? Seguro que nuestro triste campesino tendrá una respuesta. Pero ¿Cuál es la vuestra?

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